Foto cortesía: Jessika Paz

¿Sabes que hay diferentes tipos de feminismos? Aunque parten del mismo principio, la búsqueda de igualdad de derechos y reconocimiento de capacidades, el feminismo como pensamiento y movimiento social agrupa varias corrientes que exponen diversos planteamientos sobre cómo lograr dicha igualdad, además de que  el “imaginario” de la mujer empoderada, cambia.

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Una de las visiones que es poco conocida, pero que en los últimos años ha ido alcanzando espacios en lo físico y lo digital, es el ecofeminismo. Esta corriente expone que la explotación de la naturaleza y la sumisión de la mujer ante el hombre parten de un mismo problema: la dominación del hombre tanto en la explotación de recursos en la economía como la explotación de la mujer en el aspecto privado.

El ecofeminismo surgió en la década de 1970

Desde sus inicios su concepto lo hizo incomprendido desde el mundo exterior. La rama del ecofeminismo clásica es esencialista, y sus raíces se encuentran en algunas ramas de diferentes feminismos: 

El ilustrado, que buscaba la igualdad efectiva a través del trabajo y la realización de derechos (que ya hombres ejercían directamente) como el acceso a la universidad, el trabajo, la vida pública y la educación, y las oportunidades políticas.

El diferencial, donde la creencia es que los hombres y las mujeres son diferentes. Además de recomendar “la feminización” abordar los problemas desde la feminidad, para potenciar sus habilidades.

En el campo de la rama del ecofeminismo, Susan Griffin escribió “Women and Nature, the roaring inside her”, que trata sobre el empoderamiento a través de la naturaleza.

Más tarde, el feminismo deconstructivo apareció en la década de 1990, donde criticó el capitalismo y la economía liberal, y dejó de ser esencialista. La relación entre el dominio del patriarcado sobre la mujer y la explotación de la naturaleza.

Hoy en día, influenciado por los diversos contextos culturales y climáticos, hay diversos ecofeminismos. Un ejemplo de ello es Vandana Shiva en la India, defensora de la agroecología, cuya crítica al desarrollo es muy interesante, ya que expone que el desarrollo para los occidentales termina en la destrucción del medio natural.  Además, critica que empresas como McDonald sean rentables en su país, donde la mayor parte de su población por práctica religiosa es vegetariana.

Las mujeres y la salud, el trabajo y la sociedad


En otros aspectos, las mujeres somos más susceptibles a la contaminación por sustancias tóxicas. Estas afectan su salud de muchas formas diferentes: afectan a los sistemas nervioso, periférico y central y provocan cambios inmunológicos, a la vez que pueden provocar o desencadenar diversos tipos de cáncer.

También hay que destacar el caso de las mujeres embarazadas, donde la exposición a estas sustancias tóxicas también puede afectar el desarrollo del feto. Durante el proceso de crecimiento de la infancia, producirán cambios endocrinos. También están creciendo nuevas enfermedades relacionadas con lo que llamamos desarrollo. Estas enfermedades emergentes son, por ejemplo, sensibilidades químicas múltiples, fatiga múltiple, diabetes, obesidad  y fibromialgia.

Las múltiples desigualdades sociales, acentuadas por los roles de género, provocan que estas problemáticas tengan mayor impacto en las mujeres y niñas, evidenciado con un aumento de los índices de las enfermedades mencionadas.  


Entre los factores sociales, encontramos diferencias laborales, porque la mayoría de las veces las condiciones laborales de las mujeres son relativamente inestables. También hablamos de la división del trabajo por género y la división de tareas (la gran mayoría de los limpiadores son mujeres). Los hombres muchas veces ganan más que las mujeres, aun teniendo las mismas certificaciones.


Todos estos ejes vulnerables se cruzan y se suman, lo que explica que, si las mujeres son generalmente más oprimidas que los hombres, la diversidad de género y otros factores también nos hacen más susceptibles a todos estos factores. Por falta de recursos tendremos mucha escasez de alimentos y no tendremos igual acceso al sistema sanitario, beneficiando únicamente a las poblaciones masculinas.

Propuestas de la corriente ecofeminista

Vemos como el ecofeminismo busca trascender un análisis acotado de la desigualdad de nuestras sociedades y propone  un estudio y visión integral a las múltiples causas estructurales de la misma, engranando el enfoque de género y ecológico. En este sentido vale la pena mencionar los planteamientos de Yayo Herrero y a Marta Pascual, en el libro “La vida en el centro”, en el que sintetizan las propuestas de esta corriente en 3 postulados centrales:

Asumir y organizar la vida en torno a los conceptos de interdependencia y dependencia ecológica. 

La interdependencia que nos da el feminismo expresa que todos los seres humanos somos interdependientes al menos en nuestras vidas, niñez, vejez y enfermedad. Además, en general, incluso si este tipo de individualismo, capitalismo y patriarcado nos tratan de manera utópica como individuos independientes de los demás y no afectados por el entorno.

Todavía necesitamos lazos emocionales. La dependencia ecológica es provocada por el ambientalismo: aunque siempre nos consideramos una especie superior, seguimos siendo parte de la naturaleza y dependemos profundamente de ella.

La necesidad e imperativo del alcance de la sostenibilidad en la economía.

El ámbito material está destinado a disminuir. Podemos elegir si planificar y hacerlo justo para todos o dejar que suceda. La población total tendrá que disminuir, y planificar de manera organizada.Implementar políticas ambientales, justas y sociales para lograr la redistribución económica y de la riqueza, será mejor para todos.

Centrarse en la vida del ecofeminismo

Rediseñar las visiones del desarrollo asociados con el crecimiento económico es una ilusión insostenible, porque no podemos crecer infinitamente en un mundo finito. Sabemos que el PIB es un indicador que solo mide las transacciones de divisas y no puede satisfacer la demanda, cuando se declara la guerra o se contaminan los ríos, el PIB aumentará. Necesitamos otro tipo de indicadores, es decir, indicadores que midan la igualdad, la salud y la felicidad.


Además de exponer la importancia a la diversidad y diversificar los temas normativos del sistema, establecer y fortalecer la relación de apoyo mutuo y tratados de asistencia mutua; y establecer un sistema democrático cooperativo y promover las relaciones comunitarias.

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