Se desmorona la narrativa del "Venezuela se arregló"
Espacio RAD
Columna de reflexión por la transformación del conflicto venezolano
Por: Cesar Romero – Co-Ceo CERLAS
Febrero de 2023.
Hace algunas semanas las declaraciones de Gladys Suarez, legisladora suplente por el PSUV en el Consejo Legislativo del Estado Zulia, colocaron rápidamente en la palestra pública las diversas contradicciones y descontentos a lo interno del chavismo respecto al convulsionado mes de enero, para el que se contabilizaron más de 400 protestas en tan solo 18 días. [1] En una reunión del partido la legisladora criticó duramente la situación socioeconómica que atraviesa el país, mostrando preocupación por las constantes marchas que vienen ocurriendo donde participan chavistas “que ya no aguantan más”. Incluso Suarez hizo el cuestionamiento «¿Quién es más criminal? ¿El dólar paralelo o el Banco Central?». [2]
"Venezuela se arregló"
Desde el 2021, sectores oficialistas vienen desarrollando una intensa campaña comunicacional con un sloga central: “Venezuela se arregló”; mensaje que de forma inteligente y sistemática han logrado posicionar en el imaginario de los venezolanos e incluso a nivel internacional. Tanto así, que se ha llegado a escuchar a personas e integrantes de instituciones extranjeras que la situación en Venezuela “está mejorando”.
Y es que ciertamente entre mediados de 2021 y mediados de 2022, se sintió una cierta mejoría. O incluso podríamos decir que se percibió “cierto alivio” del constante estrés que imponía la abrupta variación del precio del dólar respecto al bolívar y la informalidad que caracterizaba el manejo de divisas en el país en años anteriores. Para todos era una angustia él cómo hacer semana tras semana para no perder dinero al momento de cambiar dólares a bolívares, o de comprar dólares a una tasa “aceptable”. E incluso el de sacar cuentas para invertir los billetes completos, por el problema del cambio. Era común el hecho de que a bolívares era a un precio y en dólares era otro, al momento de comprar alguna mercancía. “Las locuras de nuestra economía”.
En 2021, sin anuncios oficiales o algún tipo de explicación a la ciudadanía, el ejecutivo nacional tomó algunas medidas macroeconómicas que impulsaron un proceso de dolarización de facto, el cual parecía inevitable ante un contexto en el que la divisa estadounidense era la principal moneda de intercambio en la actividad comercial para los venezolanos; aún cuando este fuera ilegal. Dicho proceso implicó entre otras cosas la inyección de dólares del BCV para “estabilizar” el precio del dólar (paralelo y oficial) y algunas medidas institucionales respecto al sistema financiero.
Y ahí comenzó la “mejoría”. Y es que el hecho de que durante varios meses el dólar presentara poca variación respecto a su precio en bolívares y que los venezolanos tuviéramos la posibilidad de abrir “cuentas en dólares” en cualquier banco nacional, ya era un cambio sustancial respecto a la anarquía desproporcionada de años anteriores. Aún cuando dichas cuentas no se conectaran con la banca internacional. Incluso personas llegaban a pensar en ahorrar y otros motivaban a familiares a regresar al país porque “la situación estaba mejorando”. Pero…
Explotó la burbuja.
La fantasía duró poco, alrededor de un año. Aunque corto, fue un período bien aprovechado por la dirigencia psuvista en su búsqueda eterna de “ganar tiempo para mantenerse en el poder”.
Al no ser acompañado de un cambio estructural de modelo económico, todo indica que el proceso de dolarización informal desarrollado por el ejecutivo se redujo a “comida para hoy, hambre para mañana”. O capaz hasta más grave, porque el mencionado proceso implicó medidas de entrega de soberanía como la última ley de Zonas Económicas Especiales o el reciente nombramiento de Martin Philipsen – de Chevron – como gerente general de la empresa mixta Petropiar S.A.
Ya a principios de 2022 se sentían síntomas de malestar económico con el aumento de los precios de los productos en dólares. Pero la fantasía se empieza a desmoronar cuando inicia el proceso de devaluación del bolívar de forma acelerada. En 6 meses el precio del dólar en bolívares aumenta en más de 300%, pasando de 5,78bs el 30 de junio a 17,48bs el 30 de diciembre. Así Venezuela finalizó el 2022 con la inflación más alta del mundo [3] y con un poder adquisitivo muy deprimido para la mayoría de los/as venezolanos/as.
¡En pocos años, Venezuela pasó de ser uno de los países más baratos del mundo a ser uno de los más caros!, resultando en un incremento acelerado de la desigualdad social. Para muestra un botón, el contraste entre la “Venezuela Premium”, con un nivel de lujos y de consumo desproporcionado en miles de dólares, y la Venezuela con 6,5 millones de personas afectadas por el hambre según el último informe 2022 de la FAO. [4]
La reacción autoritaria.
El gobierno se había engolosinado con su propia fantasía. Luego de 7 años de inestabilidad social y económica, les resultó increíble poder salir momentáneamente de la hiperinflación, y hacerlo justo en un momento en el que lograron el control hegemónico de todos los poderes públicos y en el que los precios internacionales de petróleo aumentaron por el conflicto armado en Ucrania, sumado al hecho de que PDVSA incrementó levemente su producción. El contexto los desbordó de “felicidad” y probablemente creerían que este se mantendría durante varios años, garantizandoles permanecer en el poder sin mayores inconvenientes.
Pero todo se desvaneció más rápido de lo que parecía, y luego de un año de aparente “estabilidad” el resultado ha sido cientos de masivas protestas ciudadanas por mejoras salariales y de condiciones laborales, y una respuesta autoritaria por parte de la élite gobernante.
El no tener la capacidad de contrarrestar las protestas ciudadanas con movilizaciones oficialistas es algo que incomoda profundamente a la dirigencia psuvista. El desespero los ha conducido a tomar medidas de persecución y extremismo político, entre las que podemos englobar:
- Represión y persecución política. Apresamientos irregulares y hostigamiento a dirigentes sindicales y sociales por protestar. Entre lo más relevante se podría destacar la detención arbitraria de 12 trabajadores de SIDOR a principios de enero, y las amenazas por parte de los denominados “colectivos” (grupos oficialistas armados) contra manifestantes pacíficos. [5]
- Ataque a ONGs y organizaciones sociales. A finales de mes la Asamblea Nacional de mayoría oficialista aprueba en primera discusión el “Proyecto de Ley de Fiscalización, Regularización, Actuación y Financiamientos de las ONGs”, que entre otras cosas prohíbe a ONGs participar en actividades políticas y sanciona aquellas actividades que la élite gobernante califique como atentados “contra la estabilidad nacional y las instituciones de la República”. De aprobarse la ley, la dirigencia socialista anunció que al menos 60 organizaciones deberían ser ilegalizadas, un escenario que presenta similitudes al de Nicaragua con Ortega. [6]
- Impulso del evangelismo político. Ante momentos de crisis e incertidumbre los líderes políticos conservadores (de izquierda o de derecha) recurren a la fe de las personas para su beneficio político, mediante la influencia y muchas veces cooptación de líderes religiosos; de forma similar a otros países de América latina, siendo Brasil el caso más evidente. En enero el ejecutivo nacional se reunió con el “Movimiento Evangélico Cristiano de Venezuela” y anunció múltiples beneficios institucionales para su beneficio, como el programa “Mi iglesia bien equipada” para la reparación y mantenimiento de iglesias, templos y casas parroquiales, así como la creación de una mesa técnica en Conatel para apoyar a las iglesias en su acceso a la difusión en “radio, televisión y prensa”.[7] Estas medidas violan el derecho a la libertad de culto y el carácter laico del Estado contempladas en la constitución y leyes venezolanas, lo que apunta en principio a la consolidación de un discurso conservador y de retroceso en materias de género.
A pesar de dicha arremetida las movilizaciones y protestas ciudadanas se han mantenido semana tras semana.
La importancia estratégica de construir una nueva narrativa
Inicialmente el gobierno nacional intentó abordar el tema socioeconómico desde “la realidad”, prácticamente innegable, de que los salarios son muy bajos y “no alcanzan” para subsistir (ni existir). Llegaron a admitir que los sueldos son insuficientes [8] y lo complementaban con que “el gobierno hace ingentes esfuerzos” para alcanzar el bienestar del pueblo “a pesar de las sanciones y los ataques imperialistas”. Pero nada de eso tuvo el mínimo impacto en la población. Las movilizaciones se intensificaron, y a partir de ahí comenzaron las reacciones autoritarias.
Y es que el cambio discursivo y anímico del chavismo oficialista respecto a lo económico fue extremadamente abrupto. Pasar de una narrativa y propaganda comunicacional en la que durante todo el 2022 afirmaban constantemente que «ya la economía se ha recuperado y viene la prosperidad», «venezuela se arregló» y «estamos venciendo el bloqueo», a decir, de un momento a otro, «pero claro que los salarios son bajos y nos molesta», «los sueldos se derrumbaron» y «todo es culpa del bloqueo» resulta extremadamente disonante.
Más allá de que existen argumentos concretos y datos para desmontar el razonamiento de la dirigencia psuvista, la principal debilidad de esta atiende al desgaste de su discurso, incluso hasta para una parte de su base social, que como afirmó Gladys Suarez “ya no aguanta más”. Y esto abre una enorme oportunidad política para seguir reduciendo las desigualdades de poder entre el status quo y la ciudadanía.
El gobierno cuida ampliamente su imagen pública e invierte ingentes recursos en propaganda para transmitir una imágen poderosa y cohesionada, o en sus propios códigos “monolítica e invencible”. El nivel de conciencia es precisamente uno de los elementos claves para incrementar el poder ciudadano, ese que se va consolidando cuando las personas asumen un análisis autónomo del contexto y construyen su propia narrativa a través del diálogo social. Ese que se mantiene firme al no dejarse intimidar por la narrativa oficial, la cual tiene el propósito de favorecer al grupo de poder gobernante ante la ausencia de espacios de negociación claros y transparentes entre las partes que intervienen. Ese que podría plantear bases para la transformación del conflicto político venezolano.
El conflicto laboral no es algo nuevo en Venezuela, tiene décadas. Y desde que el chavismo llegó al poder este comenzó a tener sus expresiones más claras a partir de 2010 con la crisis financiera y los claros síntomas de deterioro de la industria petrolera nacional. Desde aquel momento hasta la actualidad la élite gobernante ha sabido neutralizar o apaciguar la mayoría de conflictos laborales. Ha sido muy astuto. Fragmenta los esfuerzos organizativos de la ciudadanía, y ante momentos de presión social ha emitido medidas inmediatistas que desmovilizan, y el ejemplo más claro ocurrió en 2022 con el pago completo del bono vacacional luego de meses de alta conflictividad. Clave es no subestimarlo, ya que sus operadores políticos son expertos en el diseño e implementación de tácticas de tira y encoge (garrote-zanahoria) para evitar el cuestionamiento del modelo informal, vicioso e inconstitucional que lo sostiene.
Lo reivindicativo ya ha empezado a evidenciar sus límites y en el mediano plazo puede causar desánimo y desmovilización, como de hecho ha ocurrido con personas que se han empezado a desmovilizar porque sienten que es un ciclo de nunca acabar, y el problema continua.
Por ello, urge que los dirigentes sindicales y de trabajadores, así como los y las líderes sociales involucrados en las movilizaciones, visualicen rutas más allá de lo reivindicativo en la lucha por la defensa de sus derechos. O incluso, en el marco de lo reivindicativo, apostar a exigencias institucionales que le den sostenibilidad a las conquistas sociales en el tiempo. ¿Es posible pensar en instancias institucionales vinculantes en las que los trabajadores y la ciudadanía ejerzan contraloría sobre las políticas socioeconómicas?
El problema de los derechos de los trabajadores, es estructural y trasciende por mucho el tema de un salario justo. El modelo rentista colapsó y con ello el Estado y las instituciones públicas. Entonces, ¿Cómo hacer para garantizar el ejercicio pleno de los derechos laborales de personas que trabajan en estructuras que se sostuvieron durante décadas con la renta petrolera? ¿Con más petróleo? ¿Con oro del Arco Minero, tomando en cuenta el contexto de violacion de ddhh en la zona? Importante pensar en alternativas viables y sostenibles para obtener recursos. Capaz una opción inicial y para unos primeros años transicionales sea repatriar miles de millones de dólares del erario público desfalcados en los últimos 20 años, los cuales se encuentran en el sistema financiero internacional. Otra opción podría ser la creación de un fondo acordado con mecanismos internacionales para invertir en modelos económicos sostenibles que trasciendan la lógica extractivista y sena bases para un nuevo modelo económico en Venezuela.
No creo que haya una sola respuesta. Pero lo que sí es indispensable es que esto se dialogue y debata públicamente, y se formulen propuestas y exigencias en ese sentido. El diálogo social y los consensos ciudadanos son bases fundamentales para el desarrollo de nuevas narrativas.
Referencias
[1] Correo del Caroní (enero, 2023). Más de 400 manifestaciones se han reportado en Venezuela en lo que va de 2023. https://bit.ly/3QPvHeq
[2] Declaraciones de Gladys Suarez, legisladora suplente del CLEZ. Publicado en la cuenta de @ReporteYa. 18 de enero de 2023. https://bit.ly/3RXx4Iu
[3] Banca y Negocios (enero, 2023). Venezuela ocupa el primer lugar de las naciones con la inflación más alta del mundo en 2022. https://bit.ly/3YPYfat
[4] FAO, FIDA, OPS, PMA y UNICEF. 2023. Panorama regional de la seguridad alimentaria y nutricional – América Latina y el Caribe 2022: hacia una mejor asequibilidad de las dietas saludables. Santiago de Chile. https://doi.org/10.4060/cc3859es
Enlace de descarga: https://www.fao.org/3/cc3859es/cc3859es.pdf
[5] Francesca Díaz (enero, 2023). Endurecen represalias contra protesta laboral: sidoristas reportan 12 detenidos. Correo del Caroní. https://bit.ly/3XtQrdP
[6] Monitoreamos (enero, 2023). Diosdado Cabello dijo que han identificado más de 60 ONG que serían ilegalizadas con nueva ley. https://bit.ly/3HZopRl
[7] Alberto News (enero, 2023). ‘Basta de intrigas y campañas sucias. En Venezuela tiene que triunfar el amor’: recalcó Maduro. https://bit.ly/3RWdxbA
[8] Declaraciones de Jesus Faría, diputado de la Asamblea Nacional por el PSUV, durante entrevista televisiva. Publicado en la cuenta de @elpoliticove. 19 de enero de 2023. https://bit.ly/3XvVmKI:
Excelente boceto panorámico de Venezuela hoy. Me dejó un poco perpleja el comentario que prospecta la posibilidad de repatriar el dinero desfalcado a la nación. Me pregunto si existe una mínima posibilidad.